lunes, 20 de agosto de 2012

Cuando estás enamorada.

El se ha conectado. Abres su ventana de conversación, sonríes al ver su foto de perfil en pequeñito al lado de la barra de tareas. La abres, y la minimizas. No la quitas del todo, la dejas ahí, a la espera de ver ese circulo verde con un 1 al lado, señal de que esa persona te ha hablado. Esperas. Cambias tu estado, tu tablon lo actualizas, le das a inicio cada 2 minutos, te pones a mirar fotos, te unes a páginas y empiezas a etiquetarte en fotos, simplemente para que, cuando el le de a inicio, te vea, vea que estás conectada. Tus visitas suben como la espuma, está claro que estás el primero. Continúas con estos cambios, abandonando a los demás que sí que tienen tiempo para hablarte. Cierras su ventana, indignada. Pero bajas la lista del chat hasta su nombre, observando si sigue ahí. Hasta que no puedes más y la vuelves a abrir, a la espera de si eso consigue algo. Nada. Los demás siguen hablando, impacientes. No respondes, no tienes ganas. Sólo lo esperas a el.

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